
POR: HUGO PAGÁN SOTO
Para Tod Browning “Freaks” fue algo más que una película. Primero, este es el título más importante de su carrera como director y segundo, en ella debe esconderse parte de su propia vida. Antes de convertirse en director de cine Browning trabajó en varios circos, a la edad de 16 años abandonó su casa y una buena posición económica, para perseguir a una bailarina de un circo que lo dejó prendado. Fue un encuentro con D.W. Griffith que encausó a Browning por los senderos del cine, primero la actuación y luego la silla del mandamás. Antes de llegar a “Freaks” ya Browning había realizado una gran cantidad de películas de terror, entre ellas “Drácula” (1931) con Bela Lugosi.
Con “La parada de los monstruos” (título en español del filme), el director alcanzó su máximo nivel. Aquí se conjuga la capacidad de Browning para crear universos espeluznantes con una historia profunda, que nos arrastra a los dilemas éticos, morales y lleva el planteamiento del director a un plano social. “Freaks” nos es sólo una película que plantea un drama en las interioridades de un circo, más bien utiliza el circo para hacer un paralelismo con la vida. Es un espejo donde se reflejan los distintos tipos de comportamientos humanos, es un desafío en plena época del i...
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