En 1492, los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo, y que ese dios había inventado la culpa y lo vestido, y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que moja. (Eduardo Galeano, Las Venas Abiertas de América Latina)

Con el documental 499 el director Rodrigo Reyes (Purgatorio, Lupe Under the Sun) diserta sobre el tema de la violencia en México. Cuatrocientos noventa y nueve años después el fantasma de Hernán Cortés aún se pasea por la geografía mexicana. Denominador común en las playas que vieron desembarcar a los insaciables conquistadores. Con una especie de figura espectral se recrea el trayecto de Cortés y su ofensiva estratégica para apoderarse de Tenochtitlán y con ello vencer al imperio azteca. Pero Reyes no se apura por dar una catedra de historia, más bien su documental monta unas líneas paralelas entre lo que fue aquel periplo y la odisea moderna que viven distintos grupos de la sociedad mexicana.

499 años de violencia

Los capítulos en que se divide este trabajo documental nos llevan a tocar múltiples historias que se unen entre sí por la violencia. El hilo conductor en la narración de Rodrigo Reyes es ese mal que se encuentra enquistado en la sociedad mexicana. Con un ritmo pausado y una voz en off que narra con cierto aire de fatalidad nos dejamos llevar en el viaje de este Cortés fantasmagórico. Como observador imparcial su figura llega para sufrir con los protagonistas sin jamás interferir en sus destinos.

La historia nos inserta de forma breve en historias muy diferentes, victimas de los horrores del narcotráfico, desaparecidos o familias destrozadas por la migración ilegal. Las entrevistas poseen una fuerza brutal y las anécdotas desafían siempre los límites de la realidad. Con cada paso de nuestro espectral amigo vamos destapando algo más oscuro y podemos equiparar la violencia de los conquistadores con la de la actualidad.

Me pregunto, ¿qué fue de mí riqueza? ¿dónde quedó mí gloria?

499

Eduardo San Juan (Google images)

Belleza horrenda

La cinematografía de Alejandro Mejía (Asteroide, 306 Hollywood) retrata con perfecta técnica y una belleza poética cada una de las microhistorias que desarrolla 499. Su trabajo le mereció el premio a mejor cinematografía para un trabajo documental. Junto al excelente trabajo de la narración la cámara de Mejía es una de las piezas esenciales para el éxito del filme. Las líneas entre el documental y la ficción se tornan borrosas en la prédica del director que no duda en hacer que su imaginaria figura se roce con la realidad.

Salpicado con un toque mágico-religioso el documental de Rodrigo Reyes es un análisis de la sociedad mexicana actual, que rebusca en el pasado la raíz de los traumas modernos. La correcta y precisa utilización de los elementos del lenguaje de ficción y del documental se combinan otorgando a 499 un aire innovador y frescura en la puesta en escena.

8/10