Puntuación: 1.5 de 5.

En poco tiempo el nombre de Taylor Sheridan ha hecho mucho ruido en la industria del cine. Aquellos que desean mi muerte (2021) es su tercera película como director y su sexta participación como guionista, esto sin contar sus colaboraciones para series de televisión. Sicario (2015) de Denis Villeneuve, fue el guión que lo puso en el mapa y que le valió amplio reconocimiento. Luego vino Wind River (2017) y su premio en el segmento Un Certain Regard como mejor director en Cannes. En el mismo 2017 recibió una nominación al Oscar por el guión de Hell or High Water (2016). Se puede decir que el hombre ha estado en una buena racha en el último lustro.

Agarrado de Angelina Jolie ahora prueba suerte con una adaptación de un libro de Michael Koryta. Sigue en sus aguas con una historia que mezcla drama, acción y suspenso, tridente habitual en sus trabajos. Igual vuelve a poner a una figura femenina en el centro del conflicto, tal cual lo hizo con Elizabeth Olsen en la ya mencionada Wind River. Parte del éxito de sus trabajos anteriores viene de el complejo trasfondo psicológico de sus personas y los traumas que los acompañan. La acción es un accesorio que se utiliza para explotar al máximo estos problemas y crear una historia contundente. Aquí el perfil emocional del personaje central flaquea y por ahí se va desmoronando todo.

La heroína atormentada

Hannah (Angelina Jolie) forma parte de un equipo de bomberos especializados en incendios forestales. Para darnos un mejor contexto de su personaje se nos administran destellos de su pasado con rápidos flashback que aluden a una tragedia que le ha marcado. Nuestra Hannah se convierte en la única esperanza de Connor (Finn Little) un niño que intenta escapar de unos asesinos que le persiguen. Sorprende viniendo de Sheridan que este guión se muestre con tantos desaciertos, desde los personajes estereotipados al extremo hasta la anticipación de sus giros y momentos claves. Bastaría con haber visto un par de películas para profetizar todo lo que está por venir.

Aquellos que desean mi muerte no logra ni siquiera construir secuencias de acción que aporten algo de valor. El sin sentido es la norma y Jolie no convence en lo más mínimo en su rol de heroína atormentada. A nivel técnico la dirección de fotografía de Ben Richardson (Bestias del sur salvaje, Wind River) es lo que podemos rescatar, sobre todo en las secuencias cerca del final, cuando nos internamos en un voraz incendio forestal en donde se aprovechan muy bien los contrastes y los juegos con las sombras.

En la joven carrera de Taylor Sheridan Aquellos que desean mi muerte es un traspié de marca mayor. Los personajes carecen de fuerza y es muy difícil conectar con ellos. Por igual lo que propone a nivel estético y conceptual es tan básico que no despierta interés alguno. La emoción del thriller se va diluyendo con cada minuto que pasa. Donde el director y guionista había brillado en el pasado es donde ahora no consigue tener éxito, naufragó en aguas conocidas.