Finalmente llega Avengers Infinity War, la película que se anhelaba más que un lechón asado en plena nochebuena. En 2008 Jon Favreau no solo le devolvió la vida cinematográfica a un agonizante Robert Downey Jr. cuando le permitió enfundarse en el traje de Iron Man, sino que también sembró la semilla para lo que en lo adelante sería conocido como el Universo Cinematográfico Marvel o MCU por sus siglas en inglés. El año siguiente del estreno de la primera Iron Man (2008), Walt Disney Studios adquirió a Marvel Entertainment y de ahí en adelante la producción de películas se montó sobre una línea de ensamble de la cual cualquier fábrica estaría envidiosa. Era como ver una fusión de Messi con Ronaldo, un monstruo que ni los mismos Vengadores podrían detener. Diez años y un total de 19 películas, incluyendo la presente, más de US$ 15 billones en las arcas de los estudios convirtiendo a esta franquicia en la de mayor recaudación de la historia del cine.

Claro que los años románticos (si es que en algún momento los hubo) ya pasaron de largo, estamos en la era donde el dinero dicta la norma y más si nos referimos a la industria del cine. La estrategia estaba trazada y con Disney en el timón no podíamos esperar menos que jugadas maestras. Podemos mirar atrás y comprender que todas esas películas, las buenas, las malas, las regulares, todas eran eslabones de la cadena que hoy se llama Avengers Infinity War. Una de la estrategias de mercadeo cinematográfico mejor pensadas de la historia y un futuro caso de estudio para las escuelas de negocio. La responsabilidad de llevar este universo a su clímax reposó sobre los hermanos Russo que ya han pisado la tierra prometida y conocen muy bien sus caminos, eso quedó demostrado en 2016 cuando nos entregaron Captain America: Civil War. Aquí el desafío era mayor, no solo por la larga espera para ver a todos estos super-héroes del universo Marvel sino también por la doble tarea de convencer tanto a los die-hard fans de los cómics como a nosotros los simples mortales con cierta inclinación por este tipo de cintas.

A PARTIR DE ESTE PUNTO PUEDEN ENCONTRAR SPOILERS

EL DESAFÍO DE LA GUERRA DEL INFINITO

Si la tarea de la pareja de directores era ardua imaginen la del los guionistas, Christopher Markus y Stephen McFeely. Estos dos señores debían poner en papel una historia que fuera fiel al material original y a la vez lograr que todo ese arsenal de personajes, tanto los chicos buenos como los chicos malos, tuviera una participación en 2 horas y 29 minutos. Para lograr esto se apoyan en el muy utilizado recurso de montar en la historia líneas de tiempo paralelas y dividiendo a los personajes en «grupos», de esta forma el espectador puede de manera más sencilla conectar sin perder el hilo con cada uno de los personajes e incluso le da la libertad a los guionistas de darle más profundidad a sus individuos.

Con ese esquema quedan emparejados héroes y villanos dando espacio a generar momentum dramático en cada una de las micro historias que se van desarrollando. Es así como nuestro recién estrenado Thanos (Josh Brolin) se convierte en el ancla y el pivote de Infinity War. Toda buena historia de super-héroes necesita un buen villano y es precisamente eso lo que el público obtiene con el «Titán Loco». Despiadado, cruel, intimidante, super poderoso y a la vez carismático, sí carismático. Es el área gris que hace que conectemos con los perosnajes, Thanos puede parecer desquiciado pero por momentos uno puede hasta comprender alguna de sus razones y eso es lo que lo hace un personaje digno. Lo mismo va para el otro lado: Iron Man, Thor, Hulk, SpiderMan, Capitán América, Doctor Strange, Los Guardianes y el resto de nuestros vengadores son personajes con luces y sombras, personajes que se fueron introduciendo durante la década Marvel y que ahora solo nos resta verlos en acción contra su mayor amenaza.

Aún recuerdo en 2012 cuando vi la primera Avengers, estaba como un niño de cinco años saltando sobre el asiento. Para aquel entonces compartía en Cineasta Radio con el inolvidable compañero y maestro Armando Almánzar, mi mayor preocupación era comunicarle a Armando que me había disfrutado a Los Vengadores de principio a fin. Mis nervios encontraron alivio cuando el señor de los martinis me dijo que él también se la había disfrutado. Pues seis años más tarde no tengo a Armando para que sea mi cómplice en este placer culposo pero igual confieso que me he vuelto sentir como ese niño, ahora de tres años, que sueña con algún día poder tener el traje de Tony Stark, dar la vueltas del Hombre-Araña o tener la fuerza de Thor. Avengers Infinity War me hizo saltar en mi asiento y en su momento más crucial hasta movió fibras que apuntaban a empujar agua por los conductos lagrimales (aunque le dije a Laura que era que me había entrado algo en el ojo). Aún cuando sabía que el destino de la mayoría de los queridos héroes era la aniquilación, la historia está tan bien llevada que cuando eso sucede sigue resultando impactante.

Te aseguro, hermano, el sol volverá a brillar sobre nosotros

 

Es esa frase de despedida de Loki antes de ser fulminado por Thanos, al igual como las últimas palabras de Doctor Strange a Tony Stark antes de desaparecer: «Era la única forma», las que arrojan luz (claro además de que sabemos que hay una gema que controla el tiempo) sobre el negro final de los vengadores.

Avengers Infinity War es el principio del fin de una era y la piedra angular para el inicio de otra, el terreno se prepara para que los héroes más longevos le cedan el paso a los que recién llegan y a los que aún están por llegar. Esto queda perfectamente demostrado con la maravillosa escena post-créditos cuando vemos a un Nick Fury enviar en su último instante una señal de ayuda y podemos ver el emblema de Capitan Marvel.

Avengers Infinity War le deja la barra bien alta al capítulo de cierre de este ciclo de Marvel.

8/10


HPS