Blade Runner 2049 de Denis Villeneuve nace con una desventaja, se tiene por obligación que medir a su predecesora. Imaginen al hijo de Michael Jordan tratando de no vivir bajo la sombra de su padre al momento de pisar el tabloncillo; algo así debió sentir Villeneuve cuando se sumó al proyecto para dar forma a una secuela de uno de los clásicos más importantes en la historia del cine. Es imposible imaginar el cine de ciencia ficción sin Blade Runner (1982). En su momento ni Scott ni los replicants fueron bien recibidos pero el tiempo se encargó de llevar la cinta a un sitial preferencial y de paso elevarla a un estatus de culto. Podríamos decir que Villeneuve entraba a lanzar con el juego empatado y las bases llenas en el séptimo juego de la serie mundial. Pero el director canadiense se las arregla para salir ileso de la amenaza, Blade Runner 2049 tiene todo para hacerse de su propio lugar entre los mejores filmes de ciencia ficción.

TENGO RECUERDOS, PERO NO PUEDO DECIR SI SON REALES

La clave de este filme está en Hampton Fancher, seguro que es un nombre que no hace sonar muchas campanas pero él fue el responsable del guion de la primera Blade Runner y ahora está a la cabeza del equipo en esta nueva entrega acompañado de Michael Green (LOGAN). Fancher y Green son los verdaderos Tyrell & Wallace de esta historia, sobre su creación se levanta el mundo de Blade Runner 2049. Tan sólido como el guion es el trabajo detrás de cámara del ya consagrado Villeneuve. El director de cintas como “Incenidies” y “Enemy” vuelve a demostrar que sabe cómo conectar con la audiencia y a la vez mantenerse firme en su discurso, la acción se convierte en un vehículo y no en un fin. Los personajes no se quedan en un plano superficial y el director sabe sacar el mejor provecho a la profundidad de cada uno.

A veces para amar a alguien tienes que ser un extraño.

Hablamos de máquinas más humanas que los humanos, como apunta uno de los personajes del filme en un momento de esta historia. El aire de fatalidad pesa sobre el agente “K” (Ryan Gosling) desde el principio, tal vez “K” lucha contra un dilema existencial si es que tal cosa es posible para una máquina. Su primera tarea lo marca y el encuentro con su objetivo lo hace poner las cosas en perspectiva: “cazar a los de tu propia especie”, “nunca has visto un milagro”. La búsqueda termina en un viaje al interior con la decepción de turno que conlleva toda mirada a uno mismo, pero con el espacio para el acto supremo de expiación.

ES REAL, ALGUIEN VIVIÓ ESTO

Si hay algo que siempre se destaca de Blade Runner es su atmósfera y su propuesta visual y artística, el paso de los años no ha podido quitarle nada a la obra de Ridley Scott. Pues el equipo de esta Blade Runner 2049 ha levantado la barra a otro nivel. Podemos empezar por el fabuloso trabajo de fotografía del veterano Roger Deakins (Skyfall), la composición de cada plano tiene un nivel de detalle impresionante. Pueden agregar a esa mezcla el diseño de producción de Dennis Gassner (Big Fish) quien se encarga de hacer que nuestros sentidos se sumerjan en ese futuro distópico de 2049. Y como la cereza del pastel tenemos la música de Hans Zimmer junto a joven Benjamin Wallfisch (IT).

En Blade Runner 2049 encontramos un filme con una buena estructura argumental que sostiene la tensión de principio a fin y con un trasfondo psicológico que le da mucha fuerza a sus personajes. Con un clima que nos deja respirar pura ciencia ficción con pinceladas de un neo-noir y nos atrapa en un mundo único que rinde el mejor homenaje a su predecesora y a la vez logra establecer su propia marca.

9/10


HPS