Puntuación: 3 de 5.

Disney es una de las maquinarias mejor engrasadas. Sus largos tentáculos se reproducen sin parar y trascienden en diversas industrias. La pandemia asestó un duro golpe a su negocio de parques de atracciones, pero por otro lado su servicio de stremaing Disney+ se acerca ya a los 100 millones de suscriptores. Ni con el mundo entero arrodillado ante un virus que estremeció a la industria del cine de manera particular este gigante se tambalea. Ya sea con series, miniseries o largometrajes Disney mantiene la cadena de producción activa.

Cruella (2021) es la nueva apuesta de la casa del ratón. La precuela que narra los inicios del personaje antagonista en la obra «101 Dálmatas», Cruella de Vil. La peculiar villana se abalanzó a conquistar la taquilla en el mundo post-covid. Con más de 100 millones recaudados a nivel mundial podemos hablar de número esperanzadores cuando apenas algunos mercados comienzan a resumir operaciones. Otro factor importante es que estamos ante otro intento de live-action y no una película animada. Este camino lo ha venido recorriendo Disney en los últimos años, revisando su filmoteca y readaptando títulos clásicos en versiones con actores de carne y hueso.

Emma vs Emma

El guión de Cruella nos remonta al mismo momento del nacimiento del personaje de Cruella de Vil. De la mano de su propia narración visitamos su convulsa infancia y sondeamos el terreno para entender sus motivos posteriores. La narración nos propone un personaje con un conflicto de personalidad y desde temprano establece un conflicto que se revela por completo a mitad del segundo acto, aún cuando podemos olerlo desde la partida. Efectivos son esos primeros minutos para dar contexto a la historia sin malgastar metraje y con una edición ágil.

En el momento que Emma Stone asume el control la película sube de nivel. En este punto también se introduce de manera formal el personaje de La Baronesa (Emma Thompson) y de ahí en adelante ellas controlan el espectáculo. Las Emma comienzan un pulso donde cada una empuja con todo y demuestran su capacidad para desdoblarse en pantalla. Para Stone los registros son más exigentes y tiene que mutar constantemente hasta prácticamente desarrollar dos personajes en uno. Thompson transita por un camino que luce fácil para una actriz de su calibre.

El diablo viste de Baroness

Tal vez la mayor deuda de gratitud de Cruella es hacia El Diablo Viste de Prada (2006). Es imposible no percibir las similitudes creativas y en la construcción de los personajes centrales. La Baronesa bien podría ser la Miranda de Meryl Streep. Mientras que nuestra Cruella se mueve en las líneas de la Andy de Anne Hathaway, con una marcada diferencia que es vital para el personaje que interpreta Emma Stone. Si bien el director Craig Gillespie (I, Tonya, Lars y la Chica Real) crea un mundo muy particular también en esa puesta en escena podemos percibir inspiración de la referida comedia de 2006.

Desde la dirección Gillespie logra un filme relajado y con un ritmo muy fluido. Sin pretender tomarse las cosas muy en serio el planteamiento nos hace sentir que estamos leyendo un cuento de aventuras y fantasía. Fiona Crombie (The Favourite) se encarga de que ese mundo de fantasía se haga realidad en pantalla con un excelente diseño de producción. La cámara de Nicolas Karakatsanis (Bullhead, The Drop) encuentra terreno más que fértil en esos decorados y set de interiores, hasta podemos reconocer un guiño a Goodfellas (1990) y el plano secuencia del Copacabana. Todo al ritmo de una maravillosa banda sonora. Cruella funciona por su tono distendido, actuaciones contundentes y su pulida estética.