La primera Deadpool fue una apuesta que pagó muy bien. La adaptación del mercenario despiadado pero con buen sentido del humor de las páginas de Marvel era arriesgada en múltiples sentidos. Primero los estudios sacaban de la ecuación la posibilidad de llegar al público infantil/adolescente al construir una película clasificación R-18, segundo le estaban entregando el protagónico a un Ryan Reynolds que ya venía de un fracaso en el mundo de los cómics cuando interpretó a Linterna Verde y tercero se proponían introducir un personaje que no era muy conocido por las masas sino que se decantaban por un perfecto anti-héroe que era de consumo de los más fanáticos de las historietas.
Al final todo fue bien en la sala de parto y el bebé llegó robusto y en salud, fue tanto la felicidad de la familia que no lo dudaron para hacer otro encargo y esperar que la cigüeña hiciera su trabajo y asomara con un nuevo hijo. Así vuelve “Mr. Pool” con su irreverencia, y desenfado buscando romper con el viejo axioma de que un rayo no cae dos veces en el mismo sitio. Deadpool 2 es la excepción que confirma la regla, el rayo vuelve a pegar en el mismo lugar y con mayor potencia. Si en su primera presentación dejó a muchos impresionados y dejaba la vara bien alta, en esta segunda entrega nuestro rojo amigo “delivers the goods” como dirían los gringos.
Me atrevo a decir que Deadpool 2 es una comedia que se convierte en una crítica al propio universo que le da vida a su personaje central. En su primera entrega los estudios tuvieron la libertad de mofarse de sí mismos y de paso de otras películas del género. Ahora las apuestas suben y la burla no tiene límites. Desde la secuencia inicial nos confrontamos con imágenes hiper-violentas escoltadas con los rápidos diálogos de Deadpool en los que podemos descubrir el que tal vez sea su declaración más punzante: “esto es una película familiar”. Esa afirmación es una directa crítica a todas las películas que nacen del seno de los cómics y que a pesar de estar cargadas de violencia se disfrazan y se venden como las perfectas películas familiares. Y esa es solo la punta del iceberg, a seguida vemos la secuencia de créditos inicial que evoca a las de las películas de James Bond y de manera más específica nos recuerda a la de SKYFALL. Así en el camino vamos encontrado guiños y sátiras a películas como Terminator, Say Anything, Basic Instinct (esta la más hilarante de todas) El Universo Marvel, El Universo de DC… nadie se salva.
Es en la irreverencia y en el hecho de poder tener la libertad de no tomarse nada en serio donde está la grandeza de Deadpool. Si bien la película tiene una historia que podemos seguir claramente y hasta un motivo para que nuestro héroe (si es lo que lo podemos llamar así) pueda justificar sus acciones este no es el punto fuerte, la clave es poder hacer trizas incluso su propia estructura narrativa. Esta película es un micro universo dentro del mundo de los cómics, uno donde la sustancia detrás de los coloridos dibujos de Stan Lee y familiares tiene vida y puede expresarse sin tener que ser políticamente correcto. Estoy seguro que si todas las adaptaciones de cómics fueran tan honestas como Deadpool la facturación no fuera tan alta pero tendríamos películas más densas y personajes mucho más interesantes.
Deadpool 2 es un viaje frenético con el acelerador a fondo y que no mira ni de reojo el pedal del freno. Además nos regala una secuencia post-créditos brillante.
8/10
HPS
Farida Rone
mayo 23, 2018 10:22 amExcelente reseña. Me encantan los súper Héroes y veo que esta segunda parte viene mucho mejor que la primera, así que me gustará más. Lo mejor de este personaje es que sale de lo normal…