Por Luis G. Jansen
Todo cambia, todo evoluciona. Incluso el arte y la tecnología…  
El cine digital no es el futuro, es el presente. Es una realidad que, se quiera o no, invade nuestro mundo. La generación que nos antecede vio por primera vez cosas como el steadycam y el uso de la computación en el cine. Nosotros ya atestiguamos hace un tiempito la revolución de los efectos especiales, y la implementación del sonido estéreo. Y estamos ahora siendo testigos de un histórico peldaño en la escalera de la evolución cinematográfica.
La digitalización pasó por el sonido, por la televisión, los videoclips y encausó sus miras al cine. Y, si bien existe a quienes les da la “chiripiorca” cuando piensan en que el cine en lo adelante será digital, no se puede postergar lo inevitable. Y aunque se les haga más difícil el paso a lo digital, que pasar el mundo 8 de Súper Mario, o se adaptan o perecen.

Tomado de la mano de la industria, el paso a la digitalización del cine avanzacelluloid-vs-digital indetenible por las producciones. Trae consigo muchas ventajas, pero sobre todo ES MAS BARATO.
La digitalización cinematográfica afecta dos principales enfoques. La grabación y la reproducción. En la reproducción el cambio ha sido más sutil, ya que desde hace años venimos reproduciendo digitalmente en nuestros hogares. Pero al llegar a las salas de cine, ha puesto a los proyeccionistas a leer los anuncios clasificados de empleos. La proyección digital en la sala de cine permite ahorro de tiempo (Media hora toma montar los rollos), costos de transporte (varias cajas de rollos debían ser transportadas para proyectar una película), electricidad y facilidad en el manejo. Con un proyector digital se simplifica la proyección a un click. Se descarga la película en formato digital en un servidor, y desde allí se ejecuta. Permite incluso crear listas de reproducción, que facilita la proyección de los comerciales y avances antes de cada película. Elimina el minuto de “delay” del proyector análogo cuando se reinicia la proyección (el proyector tarda un minuto en encender la bombilla, para no quemar la cinta), supone una disminución en el riesgo del daño y desgaste de la película, facilita el almacenamiento a corto plazo y elimina el desgaste de la banda de sonido (la banda de sonido digital tiene un tiempo de vida determinado, al cabo de un numero de proyecciones se pierde el sonido digital por el desgaste). Un reproductor cinematográfico digital común (2x) tiene capacidad de reproducir con una resolución de 1920x880p. Tiene bombillas tan potentes como las de su antecesor análogo, lo que garantiza el brillo de la imagen.
La única deficiencia del proyector digital que se está utilizando (eliminando el sentimentalismo) es que la pantalla más grande en la que puede ser proyectado es de 250mt2, lo cual es bastante grande, pero las hay más grandes. Sin embargo con un proyector 4x (3840x2160p) se puede proyectar en cualquier pantalla creada por el ser humano. El asunto está en que en pocas salas del mundo tienen proyectores 4x, estos son mucho más costosos y son pocas las películas que se hacen en 4x. Es decir, que proyectar una película “promedio” en un proyector 4x, equivale actualmente a matar una cucaracha con una bazuca. Y aunque no entendamos los asuntos de resolución vertical y horizontal y otros aspectos técnicos, los beneficios de la proyección digital los entiende hasta mi tía que aún no sabe cómo usar el control de la cajita del telecable.
Ahora bien, la controversia la está causando la tendencia de filmar en formatoceluloide digital. Expertos cineastas explican que existe una diferencia entre plasmar los colores en el rollo de 35 milímetros mediante el proceso que involucra la luz y reacciones químicas, y el captarlos de manera digital. Explican que existe una abismal distancia visual y creativa en la manipulación de la luz y de los colores entre los procesos análogo y digital.  Pero los abanderados de las filmaciones digitales entienden esto como un minúsculo daño colateral, tomando en consideración las ventajas que supone el filmar en digital. Al igual que en la reproducción, el buque insignia de los realizadores digitales es la economía en la producción. Con el uso de tecnologías digitales se dejan atrás los costosos rollos de 10 minutos. Se facilita la estrategia de filmación que se utilizaba para hacer más eficiente el uso de esos rollos y evitar los desperdicios. Permite la visualización prácticamente instantánea de lo filmado, superando el día de retraso para imprimir el negativo en el laboratorio. Facilita la corrección de los colores. Simplifica el almacenamiento del material filmado, y facilita enormemente los procesos de edición.
El reto más grande que encara la cinematografía digital es en el almacenamiento a largo plazo. Los dispositivos de almacenamiento digital son relativamente nuevos y crean conjeturas sobre cuanto pueden durar, mientras que existen rollos que han superado el paso del tiempo y tienen 100 años de  existencia. Los discos no son eternos. Esto adherido al frecuente cambio de formato, complica la visión de almacenamiento a largo plazo de obras digitales.
He escuchado en distintas ocasiones la comparación entre el paso del celuloideDigital_cinema al cine al cine digital, con el paso del cine silente al sonoro. En este aspecto me permito argumentar que la comparación es un tanto extrema. El paso al cine sonoro supuso una seria evolución artística. La manera de crear cine sonoro y cine silente son sencillamente diferentes. Envolvió una profunda metamorfosis en aspectos como el lenguaje cinematográfico, la comercialización del arte, los elementos de apreciación entre otros. El paso al cine digital involucra un cambio específicamente más técnico. Y aunque trae consigo ciertas diferencias visuales, artísticamente no supone una diferencia sustancial. Aunque con la producción de cine digital, se sientan las bases que permitirían ciertos cambios artísticos en el futuro, los recibiremos dosificados y paulatinamente, no como el impacto que produjo en el arte la implementación del sonido.
Grandes amantes del cine están casados al cierto romanticismo que transmite el proyectar un filme análogo. Ese sentimentalismo inevitable que acompaña la experiencia audiovisual de sentarse en una sala de cine. Pero los análogos no caben en el mundo digital. Y si entienden que una filmación y proyección digital sodomizan la sacralización visual del celuloide, pues tendremos que vivir en pecado. Los técnicos acuerdan en que este cambio equivale al paso del vinyl a los CD (no sé porque vuelan los casettes; mi generación la ignorada…), la cual es acertada comparación. Yo en lo personal lo comparo con el cambio de la Coca-Cola en  botella de vidrio a botella plástica. Así como recordamos con nostalgia el abrir una Coca-Cola con un destapador de botellas, de la manera como se recuerda con nostalgia el sonido sucio de los vinilos (Yo de los casettes), de esa misma forma se recordara con nostalgia los rayones en la pantalla, las películas gastadas, las quemaduras, el sonido de los rollos pasando por los carretes, y sumo y sigo. Pero serán solo un recuerdo. Y como dijo el flaco: no es culpa mía, ni tuya ni de nadie, es de los dedos miserables que le dan cuerda al reloj. Es probable que la mayoría de los jóvenes cineastas hoy en las aulas, nunca en su vida filmen en celuloide: y quizás en el futuro jamás se cortará y pegará un rollo en la sala de edición. Se viene filmando y proyectando el cine mediante el mismo proceso en el último siglo, y ya resulta primitivo.
Y no nos confundamos con el asunto de la economía. El porcentaje de laCine-Camera inversión de una producción cinematográfica promedio, que se invierte en celuloide, es alrededor del 1%. No es cierto que gracias a la tecnología digital todo el mundo podrá hacer grandes y elaboradas filmaciones. Sin embargo, les da un poco más de oportunidad a las producciones de bajo presupuesto. Ya he visto cortometrajes filmados con celulares, que son mejores que casi todas las películas dominicanas, todas juntas.
El cine como arte, industria y entretenimiento, es relativamente muy joven. Aún se encuentra inmerso en el mar de la auto-definición  lo que provoca constantes evoluciones ensimismadas. Durante las siguientes décadas seguiremos atestiguando cambios a los que tendremos que adaptarnos. En lo que respecta al actual, a fin de cuentas, cine digital es lo que quiere el pueblo, y el pueblo unido jamás será vencido.

HPS