Puntuación: 4.5 de 5.

A veces es muy tarde cuando aprendemos a vivir. Ahora imaginen lo que nos tomaría aprender a morir. En su forma más pura Dick Johnson is Dead es una cátedra sobre como morir. La directora Kristen Johnson (Camera Person, Deadline) recure al cine como terapia para conciliar con la muerte y en ese proceso allana el camino para que su padre cruce hasta el más allá. Construye su discurso con retazos íntimos de su vida y a medida que va componiendo su discurso comienza a mirar no a lo particular sino a lo global.

La forma aquí es tan importante como el fondo. No por casualidad Johnson se llevó el premio a la innovación en la narrativa para un trabajo de no-ficción en el Festival de Sundance. Cuando se trabaja sobre un tema tan cercano es fácil perder la perspectiva o enamorarse demasiado de la historia y sesgar todo el trabajo comprometiendo la puesta en escena. Es precisamente ahí donde la directora brilla y se deja fluir un discurso fresco que arriesga mucho para ganarlo todo.

Dick Johnson

Ahí lo vemos como cualquier abuelo haciendo tonterías con sus nietos. Minutos más tarde sabremos que una condena de muerte pesa sobre él. Dick Johnson no es una prominente figura de impacto mundial, su nombre es tan común como un Juan Pérez en el castellano y aún así su relevancia es mundial. En lo ordinario encuentra la directora el camino para conectar emocionalmente con la audiencia y hace uso de la ficción para complementar con la realidad acentuando su puesta en escena.

Nos vamos a topar con elementos tradicionales del documental como las entrevistas y el uso de material de archivo, pero la forma como se entrelazan con la ficción cargada de secuencias oníricas le otorga a Dick Johnson is Dead un sello distintivo. Es mucho lo que se ha explorado en el género documental y no es tarea fácil abordar con ingenio este nicho. Aquí agudeza sobra para arrastrarnos primero por la comedia y luego por un drama intenso.

Aprender a morir sin morir en el intento

Con la voz en off la directora dicta el camino y nos lleva por su aventura personal a la vez que intenta no lesionar la privacidad de su progenitor. Tal vez la secuencia que mejor resume el concepto de este documental es el momento en que deciden recrear el funeral de Dick tal como si se tratara del ensayo de una boda o un bautizo. Rayando en lo surreal, ese momento de ficción toca de manera muy real a los mas cercanos y al propio Dick. Una y otra vez su hija le inventa la muerte y lo trae de nuevo a la vida, como queriendo aprender para cuando llegue el momento de la verdad tratar el truco una vez más.

El cine ha hecho todo para imitar la vida y en esos andares nos ha dejado obras inmensas que sin duda copian nuestros latidos de una forma impresionante. Pero cuando el cine nos da un sorbo sin filtros de la vida misma los resultados suelen ser aniquiladores. Dick Johnson is Dead es otra de esas historias ajenas que se examinan bajo el lente y se convierten en la historia de todos.