Para los norteamericanos el fútbol es una religión. Los estadios son templos, cada yarda es un mandamiento y los feligreses ansían la zona de anotación como al pan y vino de salvación. Sus dioses llevan números en sus espaldas y hacen milagros con un pase en profundidad justo cuando el reloj está a punto de expirar. El Asesino Oculto: En la mente de Aaron Hernandez nos lleva justo al corazón de esa fábrica de ilusiones para mostrarnos el ascenso y caída de una superestrella de la NFL. La carrera que empezó por todo lo alto en 2010 llegó a un final abrupto el 26 de junio de 2013 cuando agentes de la policía de Massachussets arrestaron al jugador por su relación con un asesinato.

El documental de tres episodios se construye como una novela de ficción que carga de suspenso al espectador y lo deja expectante al final de cada capítulo. El director Geno McDermott administra muy bien sus fichas y compone una historia ágil con una narración precisa. Como recurso principal se ampara en las entrevistas como fuente de información primaria y el material de archivo le sirve para poner a sus entrevistados en contexto.

EL ASESINO OCULTO

Cuando vemos la historia de Hernandez no podemos dejar de pensar en O. J. Simpson, otro exjugador de fútbol americano que se robó los reflectores no solo por sus acciones en el campo sino también por un juicio que acaparó la mirada del mundo entero. Al igual que Simpson, la estrella de los Patriotas de Nueva Inglaterra enfrentó en los tribunales cargos por asesinato en primer grado. El documental de McDermott trata de explorar la raíz de los problemas que dieron al traste con la desgracia de una de las figuras más prometedoras de la NFL. La música de Jeremy Turner (Five Came Back) se convierte en el aliado perfecto del pulso de la edición y cada secuencia destila suspenso y drama. Puede que se conozca cada detalle de lo que sucedió y sin embargo la tensión se mantiene.

el asesino oculto

Aaron Hernandez (Google Images)

El Asesino Oculto: En la mente de Aaron Hernandez parece siempre dar los pasos precisos y la información siempre se muestra al servicio de la historia. Solo hay un camino que emprende el director que parece no tener un propósito definido y es cuando se mira en la dirección de la orientación sexual de Hernandez. Los aportes en este sentido por momentos encuentran un base para avanzar la historia, pero llega un punto donde se siente que redunda en un callejón sin salida. Nos deja más preguntas que respuestas en este aspecto.

Netflix nos ha convertido en voyeristas implacables y nos alimenta con tragedias ajenas sin piedad. La calidad en la realización y el detalle minucioso con el que se abordan la mayoría de los temas nos permiten escudarnos en la cinefilia para sentirnos menos culpables y disfrutar sin remordimiento de obras como esta.

7/10