POR: LUIS G. JANSEN
La miscelánea «Chacun son cinema» (2007), inestimable trabajo antológico que compone el más hermoso homenaje al cine que conozco, discurre en la profunda abstracción artística. Directores de los 5 continentes, ejecutan 34 realizaciones conjuntas que se someten a la cavilación del medio cinematográfico. Una obra artística cavilosa de su propio medio, es descrita como: meta-arte.
El prefijo meta viene del griego meta, y quiere decir que trasciende, que abarca. Indica con su uso, la contemplación propia proveniente del concepto posterior. En el cine, se refiere a hacer cine consciente del cine, un ejercicio cinematográfico que viene a ser un recurso interesante en la introspección cinematográfica.
El metacine es la equivalencia a la metaliteratura o a la metafotografía, en esas artes hermanas al séptimo arte. Es entonces una práctica cinematográfica que aboga a la autoreferencia del filme. En cuestiones de forma, es reflexivo y referencial. Usualmente reflexiona sobre el medio que utiliza el artista o sobre el artista en sí, como en el caso de Providence (1977) de Resnais. Puede ser tan lineal como lo es La Ley del deseo (1987), o tan ambiguo como en La Rosa Purpura del Cairo (1985). Es, en todo caso, una contemplación del cine, por el cine.
Atendiendo la definición por antonomasia de metacine, es entendido como “cine sobre cine”, y sobre esa base explora el presente escrito. Aun así, y para que no sea confundido con el cine metaficcional, respondemos a la obligación de observar las 3 aristas del metacine.
La primera forma de metacine, es una película que se reconoce a sí misma como una película. Un filme consciente defight-club las convenciones cinematográficas que rodean la propia obra. Puede ser manifestado a través de una revelación sutil, como el borde de la cinta del celuloide dentro de un encuadre (Fight Club, 1999); al igual que una un poco más explícita, como un dibujo animado que “sale del set de producción” (Get a horse!, 2013; Who framed Roger Rabbit, 1988).
Otra forma de expresión metacinematográfica, y quizás la usada con más frecuencia, es la ruptura de la cuarta pared (Annie Hall, 1977). La violación de la cuarta pared puede darse no solo de manera visualmente expresa, sino también de cualquier forma en que la película reconoce la presencia del espectador. Un ejemplo de esta última puede ser la iraní Taxi Tehran (2015), metódica provocación a los preceptos estéticos, que se reconoce consciente de la presencia de un espectador. Además, aquellos trabajos donde la voz superpuesta no se limita a narrar, sino que interactúa con el espectador, como sucede en  Sunset Boulevard (1950), y Zentropa (1991).
La tercera forma de realizar metacine y la más ampliamente reconocida, es el arriesgado ejercicio de hacer una película sobre una película. Sobre este particular, detallamos un recuento de algunas grandes películas del patrimonio cinematográfico mundial que han sido metacinematográáficas.
El primer ejemplo que observaremos, por razones de sentimiento, es el de la película Irma Vep (1996). El análisis a esta película en un taller de cine (que nos cambió la forma de ver el séptimo arte a todos los compañeros, y lo mencionamos en cada chance que tenemos), fue despertó el interés entender la forma de expresión meta artística. La película, dirigida por Olivier Assayas y protagonizada por Maggie Cheung, muestra la ficticia historia de un remake de la serie francesa histórica Les Vampires (1915-16). Este interesante trabajo fílmico, revisa y critica la realidad industrial del cine de masas.
El cortometraje Behind the screen (1916), del multidisciplinario Charles Chaplin, es el primer ejemplo de metacine en la historia del séptimo arte. Un breve, pero inmensamente vanguardista trabajo silente, que relata las peripecias de una producción cinematográfica.
Otro caso es la obra maestra 8 ½ (1963), de Federico Fellini. Una fantasía arquetípica de la iconoclasia narrativa, que reta los convencionalismos mientras acaricia oníricamente la historia de un director de cine que trata de vencer un bloqueo creativo. Caso en que la reflexión supera al medio artístico, alcanzando al artista.
Contempt (1963) es otra gran película europea sobre metacine. El francés Jean-Luc Godard relata la historia de day_for_night2una adaptación cinematográfica de la Odisea de Homero, con el expresionista Fritz Lang interpretándose a sí mismo. 10 años luego, el mismo Godard también dirige La Nuit Americaine (1973), otra obra maestra que trata sobre el atropellado rodaje de una película. En ambos casos, Godard efectúa un retrato de su propia clase.
En Asia, el taiwanés Tsai Ming-Liang dirige Goodbye, Dragon Inn (2003), una amalgama de planos fijos y extendidos que narra la última proyección de cine que cierra sus puertas. Si bien no trata sobre la realización de una película, la manera en que se diluye la trama de la película en la trama de la proyección, la hace meritoria de este listado.
En el género musical, una de las más hermosas películas de todos los tiempos, Singin’ in the Rain (1952), trata la hilarante historia de un actor de cine silente que se mal adapta al cambio al cine sonoro.
El cine es concepción de sus creadores, quienes constantemente relatan y retratan sus propias inquietudes. El metacine, es consecuencia de ese accionar artístico de reflexionar sobre sí mismo.
—-
HPS