Un poco de información puede cambiar nuestro mundo. Estoy seguro de que una de las últimas cosas que podemos pensar cuando abordamos un avión es ¿De donde vine el aire que respiramos? Estaremos más preocupados por el asiento que nos toca o por saber si tendremos WI-FI. Los que no gustan de volar seguro que mantendrán su mente ocupada para controlar los nervios. La realidad que descubre el documental Everybody Flies nos enseña que el mayor peligro de volar no es precisamente una precipitación de la aeronave.

Durante más de 18 años el excapitán Tristan Loraine ha recolectado información y testimonios de colegas de la industria de la aeronavegación para desenmascarar una de las más grandes conspiraciones. Por años los magnates que manejan las más grandes líneas áreas han ocultado información vital a los pasajeros. Loraine comprobó que el aire que se respira en la cabina de un avión puede contener toxinas altamente peligrosas. De los 11 millones de personas que se desplazan diariamente alrededor del planeta en aviones un alto porcentaje podría estar en riesgo de respirar un aire nocivo durante su vuelo.

BLEED AIR

El periplo de Tristan Loraine comenzó cuando un amigo y colega de labores le pasó una información sobre un incidente durante uno de sus vuelos. Un extraño olor que por momentos invadía la cabina sería el elemento principal para las investigaciones de Loraine. Debido a un arcaico diseño de fabricación el sistema de ventilación de aire de los aviones permite que el aire que ingresa se mezcle con aceites y otras sustancias tóxicas. El sistema de bleed air es una estándar de la industria y con la excepción del Boeing B787, todas las aeronaves de turbina lo usan. El mecanismo se alimenta del aire exterior que pasa por un filtro y luego se recircula en la cabina. La falla de este sistema es que permite que cualquier pequeña fuga de líquido mecánico o aceite en la turbina contamine el aire, el filtro servirá para detener cualquier bacteria, pero no es efectivo contra las toxinas.

everybody flies

Tristan Loraine

El punto más fuerte de este documental es lo que dice y la impactante cantidad de información que saca a la luz. Loraine decide dirigir con la ayuda de Beth Moran (Missing a Note), su narración se nos hace muy retórica y los recursos cinematográficos son subutilizados. Es tan interesante y alarmante lo que Everyboy Flies pone sobre la mesa que podemos perdonar que se redunde con las entrevistas o que la edición desaproveche momentos para crear suspenso. Lo loable aquí es el arduo trabajo de investigación y la recolección de material clasificado para desenmascarar un complot de marca mayor.

Este trabajo de Tristan Loraine es una de las armas que utiliza para enfrentar a las poderosas líneas aéreas. El compromiso social se corona con un acto de valentía y se las juega todas en busca de lograr que los vuelos sean más seguros para todos. La voz de ese hombre hace unos años apenas era escuchada hoy es un grito que ha comenzado a hacer eco en esas grandes corporaciones que ya mueven sus pasos hacía una solución definitiva del problema.

7/10

https://www.youtube.com/watch?v=5DQ_NyD4Bbo