Con Joker Todd Phillips aborda uno de los personajes más conocidos en la cultura popular. Su mirada a el Guasón, antagonista por excelencia de las tiras cómicas de Batman, nos lleva al nacimiento de la leyenda. Procura concebir un origen a la maldad y a la locura que brota del tan conocido villano. Haciendo a un lado la parafernalia característica de los filmes que se inspiran en los sujetos de los cómics, Phillips se decanta por un filme más sobrio y que se aferra al drama. Estamos ante una película que no podemos encasillar en el universo de los superhéroes y sus derivados.

Mediante un estudio de personaje el director enfrenta a la audiencia con un contundente Joaquin Phoenix. El veterano actor se pone en la piel del siniestro payaso y le da razones para nacer. Construye a un hombre que emerge desde la ebullición de la desesperación, un hombre que no conecta con el mundo que le rodea y que se pierde en un sistema que sólo tiene espacio para los modelos preconcebidos.

EL NACIMIENTO DEL JOKER

Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) apenas logra sobrevivir con un trabajo como payaso. Fleck pasa sus días saltando de una faena a la otra, ya sea promocionando artículos en una tienda o entreteniendo a niños en algún hospital. La pesadez de su rutina termina siempre en ese apartamento de miseria que comparte con su madre. Arthur y su madre no están solos, los acompaña toda la clase que vive en la miseria de ciudad Gótica. El desempleo, el crimen, la basura que colma las calles, todo se suma y el panorama es desalentador.

En Joker el guión de Todd Phillips y Scott Silver perfila a un personaje en su punto de quiebre. Desde ahí se construye un discurso que arremete contra una sociedad que sirve como la incubadora perfecta para propagar a todos los Arthur Fleck que se quieran. Esa alma pateada hasta la saciedad en todas las maneras posibles no encuentra otra forma de responde mas que la misma violencia. La historia se despliega casi como un monólogo actoral y así tenía que ser, Phoenix con ese Arthur Fleck es causa y efecto. La película vive para dejar que el sea y su Joker no decepciona.

“Yo solía pensar que mí vida era una tragedia, pero ahora me doy cuenta de que es una comedia”

El manejo del arco narrativo es preciso y logra crear secuencias realmente tensas. Lawrence Sher (War Dogs) con su lente dibuja la ciudad Gótica de Arthur Fleck y compone cada secuencia con un balance perfecto. El ojo encuentra deleite en la cinematografía a pesar del ambiente decadente en la que se compone. De igual manera el diseño de producción y la dirección de arte encuentra armonía y componen el universo de Joker jugando con una paleta de colores fríos. La composición musical de Hildur Guðnadóttir (Arrival, Sicario) se conjuga de forma perfecta para coronar la puesta en escena.

Joker

Escena de JOKER (Google Images)

DE SCORSESE Y OTROS DEMONIOS

Es imposible no voltear hacía el universo de Martin Scorsese para aproximarnos a Joker. Obligadas son las referencias que saltan al ojo como la del Travis Bickle de Taxi Driver (1976), revolver en mano y con sus devaneos Arthur calca de De Niro. Y como si de un juego se tratara es Robert De Niro quien interpreta a Murray Franklin, un famoso presentador de televisión con el cual Arthur está obsesionado. Ese Murray Franklin bien podría ser el Jerry Langford que interpretó Jerry Lewis en The King of Comedy (1982) otra de Scorsese y en la cual era De Niro el que se fascinaba con el también famoso presentador.

Para su Joker Phillips nos solo hace referencia a los personajes de la obra de Scorsese, sino que también se adueña de algunos de los subtextos que plantea Taxi Driver. El director también procura de cierta forma al Guasón Heath Ledger en la muy reverenciada The Dark Knight (2008) y le roba un par de momentos de esos que inmortalizaron a Ledger.

El Arthur Fleck de Joaquin Phoenix se inclina con algunas similitudes a su personaje en el filme You Were Never Really Here (2017) de Lynne Ramsay. Ambos comparten una frustración social y un apego a la figura materna que le genera inconformidad. También nos hace evocar al Alex DeLarge (Malcolm McDowell) de La Naranja Mecánica (1971) y no solo por su pintoresco bailoteo.

En su discurso Phillips se aventura más allá y hace un guiño a Tiempos Modernos (1936), creando puentes argumentales entre los atormentados personajes de las cintas de Scorsese y el Vagabundo de Chaplin. En esencia todos ellos al igual que su Arthur Fleck son seres que están siendo devorados por la sociedad, tal vez a Chaplin lo mordió la era industrial y a los otros la descomposición social, pero al final la esencia es la misma.

Todd Phillips construye una película solida que se convierte en un vehículo perfecto para que Joaquin Phoenix despliegue todo su talento y se anote otra actuación memorable en su carrera. Solo podemos reclamarle a Joker una secuencia explicativa que su único sentido parece ser el educar a la audiencia y que se sale del tono del filme y que las referencias a otras obras en algunos momentos se sienten un poco ásperas.

8/10