Desde pequeño sentí fascinación por los protagonistas de las películas de acción, recuerdo con nostalgia como adoraba a esos «prota» de aquellos filmes en los que las explosiones, tiroteos y persecuciones en automóviles eran la piedra angular, donde el guión ocupaba un segundo plano y lo más importante era poner en relieve las habilidades del «bueno de la película» para acabar él solo con todos los malhechores que se le vinieran encima.
Las ganas de crecer y ser exactamente como cada uno de ellos era lo que me hacia repetir sus diálogos una y otra vez e imitar sus acciones para alcanzar esa destreza pasmosa que poseían esos super-hombres de la pantalla y que mis ojos presenciaban con una sublime inocencia característica de la época.
Recuerdo como me quedaba hipnotizado frente a la televisión mientras veía a Michael Dudikoff interpretando el papel de American Ninja (1985) venciendo a los malvados con sus habilidades de artes marciales. Y que decir del héroe de héroes Rambo mi primer contacto fue con Rambo: First Blood (1985) (que en el orden de la saga es la segunda película del personaje) lo de este personaje no tenía límites era verdaderamente invencible, capaz de superar cualquier prueba sin importar lo difícil que fuera.
Siguiendo por la senda de mi debilidad con las artes marciales me topo con Jean-Claude Van Damme y su personaje que más me marcó en el filme Contatco Sangriento (1988) aquí Van Damme repartía puñetazos y patadas a diestra y siniestra en un torneo clandestino de peleas. Y así llegan los héroes en la películas policíacas era la hora de Bruce Willis y su eterno John MaClane en Duro de Matar (1988), personaje capaz de recibir la mas brutal de las palizas y aún así lograr vencer a los «malos» con su buen humor característico.
Y no puedo dejar fuera al viejo Arnold Schwarzenegger (del cual nadie a pronunciado su apellido bien nunca) el cual antes de convertirse en político y charlatán de comedias de segunda maravillo mi infancia con sus papeles de acción como es el caso de Predator (1987) donde mano a mano se enfrenta con un alienígena en una selva de Suramérica y por supuesto sale victorioso.
Pero como todo en la vida el final llega, ahora con el conocimiento tengo que enfrentar la realidad de que «Mis Héroes de Celuloide» forman parte de esas películas que denominamos como «clavos». Y aceptando esa realidad ahora digo que esos «clavos» los guardaré para siempre en mi caja de herramientas pues tienen un lugar muy preciado en mi memoria e influyeron de manera definitiva en mi infancia.
Ahora es momento de que ustedes amables amigos lectores compartan conmigo sus «Héroes de Celuloide».
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HPS