Por Frank Félix García.
Ayer tuve un sueño extraño. Soñé que era parte de una película. Al principio no sabía exactamente de cuál, pero estaba seguro de que era una película ya que podía ver a los espectadores del otro lado de la pantalla, sentados en una moderna sala de cine. Las imágenes en mi sueño eran aun más cool que los efectos 3D. A pesar de que los personajes eran indiferentes a mi presencia en su mundo, la experiencia no dejó de ser extraña, pero a la vez hipnotizadora.
La escena que recuerdo más viva en mi sueño, es aquella en la que me encontraba  fumando en un restaurante chino. Mientras disfrutaba de mi cigarrillo, escuchaba a varios jóvenes hablando como si fuera un documental, acerca de sus experiencias sexuales en las calles, de sus sueños y de sus frustraciones. Inmediatamente pensé:
Jóvenes, frustraciones, autodescubrimiento y sexualidad. Esto sin duda alguna es una película de Gus Van Sant. Mi suposición fue correcta y gracias a las pistas que poco a poco fui recibiendo no tardé en reconocer el título de la película en la que me encontraba. Palabras como ‘narcolepsia’, ‘sexo en venta’, ‘madre desaparecida’, ‘amor’, ‘decepción’, ‘libertad’ y ‘tristeza’ me dijeron la verdad. Se trataba del film de 1991: “My own private Idaho”
Realicé un gran viaje de Seattle a Portland, de Idaho a Roma, luego de vuelta a Portland y una vez más a Idaho. Aunque ellos no me veían, fui parte de la travesía de Mike Waters y Scott Favor; dos jóvenes que se dedican a vender sus cuerpos a hombres en las calles de Portland.
Mike es un joven homosexual que sufre de narcolepsia y está obsesionado con encontrar a su madre perdida; este personaje es magistralmente interpretado por el fallecido River Phoenix (no digo que la interpretación de River sea magistral solo por el hecho de que River está muerto y le debo respeto. No, su interpretación desde el principio hasta el final es excelente, el chico tenía la presencia de una estrella).

Scott es un joven heredero que entra en el mundo de la prostitución como una forma de expresar su rebeldía ante su padre, y la hipocresía de la alta sociedad en la que se crió. Scott es interpretado por un jovencísimo Keanu Reeves quien realiza una interpretación de 6-7, aceptable-buena, ya que no me convence del todo, pero esto no hace que la película se tambalee ni por un solo segundo ya que el trabajo en equipo prevalece.
El film está cargado de detalles, de buenas escenas y diálogos que la convierten en una película de culto; me encanta la escena en la que le practican sexo oral a Mike y al momento del clímax presentan una casa cayendo desde el cielo y rompiéndose en mil pedazos al besar el suelo. Otra inolvidable es aquella en donde Mike le declara su amor a Scott.
Este es el diálogo que de acuerdo a varios cinéfilos hace que el film trascienda:
Scott: I only have sex with a guy for money.
Mike: Yeah, I know, I mean…
Scott: And two guys can’t love each other.
Mike: Yeah. Well, I-I don’t know, I mean, I mean for me, I could love someone even if I, you know, wasn’t paid for it. I love you, and… you don’t pay me.
Gus Van  Sant es uno de esos artistas que dejan el alma en lo que hacen. La forma en que fueron filmadas las escenas de coito, nos hace ver el genio creativo del director. Los espectadores sentimos su esencia en cada toma. Sus películas solo se parecen a él.
El film no tiene desperdicio; desde los personajes principales hasta los secundarios, todos se unen y forman una pieza entrañable que nos rapta y nos hace sentir que somos parte de un sueño que ningún efecto especial podrá superar jamás.
My Own Private Idaho” es delicada, arriesgada, triste y muy loca. Reúne detalles que al unirse la convierten en una obra de arte.
 
Ficha Técnica

  • Dirección: Gus Van Sant
  • País: EEUU
  • Año: 1991
  • Duración: 104 minutos
  • Género: Drama
  • Intérpretes: River Phoenix, Keanu Reeves, James Russo, Flea.

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Escrito por Frank Félix García para la Revista CINEASTA.