Puntuación: 3 de 5.

A Bob Odenkirk lo podemos ver en lo que sea. Desde que nos topamos con él como el astuto e impúdico abogado Saul Goodman en la legendaria serie Breaking Bad (2009-2013) le compramos cualquier cosa. De allí surgió la oportunidad para que Saul Goodman tuviera su propia serie, Better Call Saul. Ahora Odenkirk se suma a un thriller de acción con Nobody (2021) del director Ilya Naishuller. Este cineasta de origen ruso se dio a conocer con el trepidante cortometraje de acción, contado en primera persona, que realizara para la canción Bad Motherfucker del grupo de rock ruso Biting Elbows. Luego repitió la fórmula en su primer largometraje Hardcore Henry (2015).

Nobody sigue la misma línea de los trabajos previos de Naishuller. En su estructura la película nos recuerda a las propuestas de acción del cine de los 90. La forma se impone y lo que el discurso nos relata importa muy poco. La idea es mostrar a ese Hutch Mansell (Bob Odenkirk) como una parodia del clásico héroe de acción en un lienzo adornado con violencia, mucha violencia. Mansel es el típico sujeto que es un don nadie, pero que podemos sentir que tiene un pasado muy oscuro que le persigue y que puede explotar en cualquier momento. La desgana que llega con los días que redundan abre el telón para que el guión establezca las motivaciones del personaje central.

Un tipo cualquiera

En uno de esos días duplicados de Hutch la rutina se quiebra. Unos ladrones entran a su casa y esto desencadena una serie de hechos que lo llevan a enfrentarse cara a cara con un poderoso mafioso ruso. Convenientemente el director nos arrastra al terreno del espectáculo, al lugar donde la acción comanda cada secuencia y el espectador tiene poco margen para repasar la historia que soporta los eventos. La cámara del veterano Pawel Pogorzelski (Hereditary, Midsommar) se mueve ágil entre las mandíbulas destrozadas, las cabezas perforadas y los cuerpos que caen abatidos. La buena combinación entre el ritmo visual que propone la cinematografía y los acordes de la composición de David Buckley (Jason Bourne, The Town) hace que Nobody se muestre fluida y dinámica.

La tendencia es siempre hacia el humor macabro y el acento en la parodia. Las persecuciones y las balaceras perfectamente coreografiadas convierten a el Hutch de Odenkirk en un John Wick cualquiera, salvo las motivaciones caninas de este último. Hutch detona gracias a un delicado brazalete con la figura de un felino (para acentuar más la parodia) y esto lo lleva a las más ridículas situaciones de peligro. El director luce en total domino de la puesta en escena sin traicionar su estilo o pretender abarcar más allá del entretenimiento puro y simple.

Nobody no propone nada nuevo ni tampoco busca formas innovadoras de contar la historia, se ajusta llevarnos del punto A al punto B con una gran carga de adrenalina y apoyada en el carisma de su personaje central. La imaginamos como una película que hubiera funcionado muy bien en los cines en los tiempos pre-pandemia.