En otra época Project Power (2020) hubiera ido directamente al club de vídeo. Michael Dudikoff y Steve James (los de American Ninja 1985) la hubieran protagonizado. Con el tiempo un joven llamado Quentin Tarantino la iba a encontrar enterrada entre miles de películas serie B para luego inventar algo inspirado en su historia o sus personajes. En lugar de contar con un presupuesto multimillonario, se hubiera rodado con el mínimo. Pero en la era de las filmotecas digitales todo es posible y lo que antes era un producto para un segmento reducido, encuentra ahora una nueva vía de distribución y llega a las masas.

Pues Netflix se buscó a Jamie Foxx (Ray, Django) y a Joseph Gordon-Levitt (Inception, Looper) para convertirlos en la carnada y salir a pescar suscriptores. La práctica es ahora tendencia y cada vez más vemos las producciones originales de las plataformas de streaming haciendo alarde de importantes actores y actrices como protagonistas de sus películas y series. Lo mismo que hubieran representando esos nombres en la vitrina de un cine, lo representan en el aparador digital, haciendo que los dedos se paren y hagan el tan deseado clic seducidos por los talentos que venden el producto.

La súper píldora

Frank (Joseph Gordon-Levitt) es un policía en la ciudad de Nueva Orleans que anda tras la pista de unos traficantes. Una extraña píldora circula en las calles y los que la consumen reciben súper poderes por espacio de cinco minutos. Para desmantelar esta red Frank suma fuerzas con Art (Jamie Foxx) un exsoldado de las fuerzas especiales y con Robin (Dominique Fishback) una adolescente que se mueve en el bajo mundo. Los métodos poco ortodoxos de Frank se combinan con una motivación oculta de Art y el camino para dar con los creadores de la peligrosa droga se hace complicado.

Mattson Tomlin debuta como guionista con esta historia que sólo funciona como premisa. Mientras más nos vamos adentrado en el filme más se desvanece, sus personajes se quedan en un plano de una sola dimensión y carecen por completo de un arco dramático. La acción que se aventura por los senderos de la ciencia ficción es el único combustible que mueve a Project Power y en ese proceso se sacrifica todo lo demás. Los personajes andan y se afanan vestidos siempre con los mejores atuendos del cliché y sus acciones quedan condicionadas a los estereotipos.

Project power

PROJECT POWER (L to R) KYANNA SIMONE SIMPSON as TRACY, DOMINIQUE FISHBACK as ROBIN, JOSEPH GORDON-LEVITT as FRANK and JAMIE FOXX as ART in PROJECT POWER Cr. COURTESY OF NETFLIX © 2020

Mucho ruido y pocas nueces

Los directores Henry Joost y Ariel Schulman (Paranormal Activity 3, Nerve) proponen una estética que se asemeja al mundo visual de Michael Bay (The Rock, Transformers). El neón, los tonos saturados, las tomas al atardecer y la acción trepidante dominan la puesta en escena. También encontramos mucho de su anterior Nerve (2016) principalmente en el uso de la cámara y en la forma como encuadran a sus personajes con el trasfondo de colores ultra saturados. Mucho se cuida la envoltura, pero poco lo que hay dentro del paquete. Lo que terminan por entregar es una especie de cascarón bien adornado, pero completamente hueco.

Project Power pudo en algún momento quedar sepultada entre cientos de VHS en algún vídeo club, ahora quedará olvidada entre los miles de títulos de la carpeta virtual de Netflix.

3/10