Hay películas que se crean su propio universo. Cine que nos deja un buen rato rascándonos la cabeza. Obras que no caben en ninguna clasificación. Synonyms del director israelí Nadav Lapid es el perfecto ejemplo de lo que acabo de afirmar. Esta co-producción entre: Francia, Israel y Alemania se llevó el Oso de Oro en Berlín y también el premio del jurado FIPRESCI, credenciales más que suficiente para que cualquier cinéfilo le siga el rastro.

Combinando el drama y la comedia Lapid nos sumerge en el mundo de Yoav (Tom Mercier), un israelí que quiere con todas sus fuerzas convertirse en francés. Esto es sólo un vehículo que nos lleva a su verdadero propósito. Bajo la superficie de Synonyms nos encontramos con un drama existencial que parte desde las identidades nacionalistas y llega hasta el desapego de la migración.

SINÓNIMOS

Cuando la primera imagen aparece la cámara persigue a Yoav por las calles de París. El ritmo errante de nuestro protagonista lo lleva hasta un apartamento vacío, una vez que cruzamos esa puerta el resto es un viaje delirante. Emile (Quentin Dolmaire) y Caroline (Louise Chevillotte) entran en escena como los salvadores de Yoav. Una vez el trío se conjuga las cosas toman un camino aún más bizarro. El ir y venir de Yoav por las calles de la ciudad se asemeja al laberinto emocional que el personaje recorre en busca de encontrarse a sí mismo. Con éxito la historia nos deja dos figuras que encierran la identidad de dos naciones distintas.

Emile transpira esa Francia que luce dócil y receptiva pero que en sus entrañas encierra un desprecio por esos inmigrantes que cruzan sus fronteras con deseos ulteriores al de la simple visita. De su lado Yoav como alma errante ondea la bandera de esos que huyen de un Israel que juega a mantener su posición cueste lo que cueste.

“No estoy seguro de que el corazón que mencionas existe. Pudrición y banalidad, claro. Igual que en todas partes.”

Synonyms

Tom Mercier (Google Images)

El guión del propio Lapid en colaboración con su padre Haim Lapid, hace alarde de unos diálogos punzantes. Los personajes hablan desde las emociones y hasta en las líneas menos trascendentales nos los topamos debatiéndose con sus dilemas internos. Es difícil descifrarlos pues el contexto se torna borroso y es como si las situaciones que enfrentan transcurrieran en un sueño. El director descansa por completo la fuerza de Synonyms en la capacidad de sus intérpretes, Tom Mercier y su Yoav como la punta de lanza que nos parte en dos con una fuerza descomunal.

Impredecible podría ser un buen adjetivo para resumir este filme. La cámara de Shai Goldman (The Wanderer, Tikkun) no se detiene y aún cuando en ocasiones parece agitarse siempre nos regala encuadres impecables. Synonyms es un círculo perfecto que abre con una secuencia que invita al personaje a entrar y lentamente lo va expulsando hasta cerrar con una escena poderosa cargada con una alegoría desoladora.

9/10