Imagino lo diferente que hubiera sido una película como Triple Frontier en los ochenta. Seguro que se hubieran ahorrado algunos diálogos en pro de comprar más balas. Si nos apegamos al roster este equipo tenía material para llegar a la serie mundial, pero como suele suceder tantas veces, no es cuestión de nombres sino de hombres (y por favor que no me trituren las feministas). Por un lado, el experimentado Mark Boal en el guion y por el otro J. C. Chandor desde la silla del director. El primero un veterano en temas de acción y premiado por su trabajo en “The Hurt Locker” y el segundo un director con una mano segura y probada en obras como “Margin Call” o “A Most Violent Year”. En esta ocasión ambos dejaron una cuenta pendiente.

Triple Frontier nos presenta el típico trhiller donde un grupo experimentado de militares que se embarcan en una misión suicida. En esta ocasión la encomienda no viene de los altos mandos militares, sino que es una agenda propia y con fines puramente lucrativos. Pope (Oscar Isaac) reúne a su vieja cuadrilla para robar a un poderoso narcotraficante, es ahí cuando conocemos al resto de los muchachos: Redfly (Ben Affleck), Catfish (Pedro Pascal), Ironheah (Charlie Hunnam) y Benny (Garret Hedlund). Al igual que con el equipo creativo el elenco presenta una buena plantilla, pero es poco lo que pueden hacer los actores con personajes tan planos y que se contradicen a sí mismo para perder credibilidad. Los tan efectivos clichés del genero de acción aquí resultan desabridos y molestosos. El filme logra construir un buen momentum en los primeros minutos, pero su fuerza se desvanece a medida que avanza el reloj, en el camino nos topamos con un par de secuencias que son rescatables, pero nada más.

Navegando en dos aguas el filme trata de entretener con su tono de acción y secuencias intrigantes, a la vez que un matiz dramático se les endilga a los personajes a pura fuerza para crear una empatía que no llega. A la mente me llega la fallida secuencia del personaje de Ben Affleck haciendo las veces de un malogrado vendedor de bienes raíces mientras su viejo amigo le ofrece la oportunidad para hacerse rico en un abrir y cerrar de ojos. La secuencia en sí no logra su propósito y más aún el personaje de Affleck claudica a sus principios de la forma más inverosímil que podamos imaginar.

Netflix sin dudas está cambiando la forma en que se hace cine y la forma en como se distribuyen las películas. Triple Frontier es un claro ejemplo, este es un filme que años atrás pudo haber debutado en salas de cine antes de pasar a la televisión. Su factura es de calidad innegable con relación a los estándares cinematográficos y su elenco le garantizaba números aceptables en las boleterías.

5/10