Wild Wild Country es el título más apropiado que pudo haberse colgado a esta obra.

¡Oh América!… o mejor dicho Estados Unidos de Norteamérica. La tierra de los hombres libres y la casa de los valientes, el único lugar del mundo donde puede germinar el american dream. Un lugar más tentador que Marilyn Monroe en “La Comezón del Séptimo Año”. Sólo ahí podía concebirse una historia como la del Bhagwan y sus seguidores, en la tierra de: Washington, Michael Jackson, Trump, Hulk Hogan, Elvis, John Wayne, Spielberg y Oprah. Esa es la tierra de OZ el lugar donde TODO puede pasar y la realidad siempre le ganará la partida a la ficción.

En 1980 el Bhagwan decide trasladar su centro espiritual de la India a Estados Unidos y en 1981 compran un terreno en Antílope Oregón de más de 64 mil acres por un monto de 5 millones de dólares. De la noche a la mañana la ciudad de Antílope fue renombrada y se incorporó la ciudad de Rajnishpuram. Esto sería solo el inicio de todos los conflictos que se generarían en torno a los seguidores del Bhagwan y los residentes del condado de Wasco en Oregón. En su afán por materializar la utopía de la “ciudad perfecta” Bhagwan y su gabinete encabezado por Ma Anand Sheela, estructuraron uno de los mayores fraudes migratorios de la historia de los Estados Unidos. Su cruzada se convirtió en el perfecto ejemplo del axioma que reza “el fin justifica los medios”. Intentos de asesinatos, ataques de bio-terrorismo, lo que puedan pensar, aquí lo tendrían.

Los hermanos Chapman y Maclain Way exploran en su documental de seis episodios no solo el dramático hecho de la creación de una ciudad exclusiva para los seguidores del famoso líder espiritual, sino también la historia detrás de la controversial figura del Bhagwan y la que fuera su mano derecha por mucho tiempo Ma Amand Sheela. Haciendo uso de entrevistas con personas que estuvieron en el centro de esta increíble historia así como también de fílmicas reales captadas durante los años en que la secta de los Rajnishs ocupó parte del estado de Oregon. Con una edición brillante los hermanos Way logran dar tonos de ficción que hacen que el espectador se adentre cada vez más y pueda conectar con los personajes. Aun cuando los entrevistados no son actores (Bien podría Sheela serlo) la forma como se conjugan sus testimonios con las imágenes reales les otorga una escala de emociones que los acerca a las líneas histriónicas de un actor veterano.

Es imposible no ver a Sheela como la perfecta antagonista o al Bhagwan como el villano de James Bond que mueve las cuerdas desde lejos y por otro lado a los indefensos ciudadanos como las víctimas atormentadas que esperan por el Sheriff que viene al rescate o por el Superman que con su visión láser acabará con todos los Rajnishs para restablecer el orden. Y no es que los hermanos Way tomen partida es simplemente que el documental nos presenta una realidad tan impactante que tenemos que medirla con toda la ficción que el mundo del cine nos ha puesto en la cabeza para tratar de asimilarla.

10/10

HPS