De las películas que pude ver en el TIFF 2019 esta Zombi Child fue la que menos impacto me causó. El director Bertrand Bonello nos muestra una historia fantástica que empieza en el Haití de los 60 y nos arrastra hasta la Francia de la actualidad. El filme que se presentó en la sección Masters del Festival de Toronto es una mezcla de géneros que toca el drama, el terror y la fantasía.

Con una intrigante secuencia inicial Bonello nos provoca. Una especie de ritual de vudú nos roba la atención, la ejecución de esta escena es simple pero visualmente resulta efectiva y poderosa. De ahí el director nos lleva a una escuela de niñas en la Francia moderna y conocemos a Fanny (Louise Labeque) y a Melissa (Wislanda Louimat). La historia se gesta en la vida de estas dos jóvenes en este internado y como su relación las conecta a los sucesos en aquel Haití de los años 60. Los flashbacks que se intercalan con las secuencias de la actualidad constituyen el recurso más importante del director para administrarnos su guión.

ZOMBI CHILD

Clairvius Narcisse fue un ciudadano haitiano que falleció y fue enterrado en 1962 en su localidad natal en Haití. En el 1980 un hombre extraño apareció en el pueblo y cuando fue interrogado por la policía resultó ser el propio Clairvius Narcisse. Según se ha documentado este es el primer caso registrado de los llamados zombis del vudú. La historia cuenta que fue un hermano de Narcisse que lo intoxicó con una mezcla de drogas naturales muy frecuentes en las prácticas del vudú, posteriormente su cuerpo fue desenterrado y revivido para forzarlo a trabajar en las plantaciones de caña de azúcar.

El director Bonello agrega el personaje de Clairvius Narcisse (Mackenson Bijou) como el abuelo de Melissa. No buscando ser históricamente preciso sino para agregar fuerza narrativa a la historia y a la vez otorgarle un contexto histórico-social. La ascendencia genealógica del personaje de Melissa es un elemento que funciona como catalizador en el guión y es el hilo conductor del discurso. Los rituales de vudú permiten al director encaminar el filme por las sendas de la fantasía y el terror y es aquí donde logra las secuencias que me resultan más interesantes. Nada extravagante pero sí algunos momentos que resultan muy efectivos y que funcionan como unidades independientes más que como un todo.

Zombi Child

Escena de Zombi Child (Google Images)

LA LEGION DE HONOR

Por alguna razón la primera secuencia que nos presenta Zombi Child de las niñas en el internado me llevó al pasado del cine. Cuando vi a ese profesor con su perorata me remonté a la fabulosa “Sin Novedad en el Frente” (1930) de Lewis Milestone. Si bien el filme de Milestone era una lección antibélica esbozada desde la primera Guerra Mundial, podemos hacer una conexión estética y de forma con el presente filme del francés Bonello. En este segundo argumento de su discurso el director retrata la realidad del sistema académico actual y como hasta cierto punto aún arrastra componentes del colonialismo.

Puede decirse que hasta se traza un paralelismo entre esos zombis del vudú y esos jóvenes adoctrinados en los sistemas de las academias e institutos privados. La idea resulta atractiva, pero hay algo en el ritmo y la monotonía de las secuencias de las aulas que le resta fuerza a la historia.

Zombi Child propone mucho y deja caminos abiertos para el debate, pero en su ejecución explora poco y se queda en la superficie.

6/10