La primera reacción del director Samuel Kishi fue de sorpresa. No tenía bien claro por qué su película había sido seleccionada dentro del programa “Geneartion Kplus” del festival de Berlín. Los Lobos (2019) es un drama que cuenta una historia de migración desde los ojos de dos niños, que junto a su madre se aventuran a buscar una mejor vida en los Estados Unidos. Para su director la película podía ser muy cruda para esta sección del renombrado festival, la misma está orientada a niños y jóvenes en virtud de las temáticas que aborden los filmes, que deben ir en consonancia con este segmento de la audiencia.

En palabras del propio Kishi ante su interrogante la respuesta del festival fue que, si los niños eran los protagonistas, entonces los niños deberían verla y más por lo que narra el drama del realizador mexicano. El gran premio del jurado (compuesto por niños y adolescentes) terminó recayendo sobre Los Lobos. La personal historia que cuenta el joven cineasta empezaría así su ascendente trayectoria en los circuitos fílmicos y a ganar adeptos en la crítica internacional.

Los Lobos

Max (Maximiliano Nájar Márquez) y Leo (Leonardo Nájar Márquez) migran, sin más remedio, desde México a los Estados Unidos. Su madre Lucía (Martha Reyes Arias) se lanza a la difícil conquista con sus dos pequeños. La voz de los niños adorna la secuencia inicial y nos abre paso a lo que realmente importa. El viaje queda en un segundo plano y la vida en el nuevo destino pasa a dominar la narración. Cuando nuestros protagonistas pisan la nueva tierra la realidad les recibe con una bofetada en la cara, los abruma y la esperanza se esboza en una dudosa promesa que Max y Leo abrazan con todas sus fuerzas.

Lucía no puede evadir la realidad, pero los niños encuentran un escape en sus fantasías. Mientas la madre establece reglas y pretende el orden en medio del caos, Max y Leo tienen que inventar y soñar para no dejarse vencer por la nueva realidad. El guión encuentra un camino amplio para explorar cuando nos contrasta con las dos realidades, de un lado el adulto consciente de todo y del otro la inocencia del infante que percibe, pero no puede digerir todo en la misma medida. La historia siempre nos empuja al punto de quiebre, manejando la tensión y el drama, pero encontrando siempre soluciones acertadas a los nudos argumentales.

Los Lobos

Maximiliano Nájar Márquez y Leonardo Nájar Márquez (Google images)

Entre la ficción y la realidad

Colaboran en el guión el director Kishi, Luis Briones y Sofía Gómez Córdova. En ese relato encontramos disimulada entre la ficción la realidad que le tocó vivir al director. La cámara de Octavio Arauz evoca el cine documental y sus retratos nos hacen imaginar otras historias de migrantes que bien pudieron empezar como la de Lucía y sus hijos. Es un camino muy familiar el que sigue la historia de Los Lobos y sería fácil identificar relatos similares en el cine sobre migración. El filme logra encontrar su propia voz y si bien nos muestra una historia cruda, evita caer en la explotación de la miseria como vehículo para generar emociones.

Puede funcionar como un instrumento liberador, una forma de hacer catarsis para el director Samuel Kishi, pero de igual forma funciona como película. Con una estructura sólida e interpretaciones contundentes, el filme prepara el terreno para un final que abruma dejando espacio para, con una muy peculiar belleza, asomar un poco de esperanza.

8/10