El mundo está fracturado, los escándalos son la norma. La nueva película del veterano Steven Soderbergh The Laundromat, emerge de ese ecosistema de caos económico que gobierna al mundo. Pareciera como si cada día un nuevo titular se apoderara de todos los medios, saltamos de un escándalo de corrupción a otro sin tiempo para digerir ninguno de ellos. Políticos, empresarios, ciudadanos comunes, se pervierten más rápido que Usain Bolt en los 100 metros planos. Los límites cada vez se tornan más difusos y las grandes corporaciones operan casi con la misma voracidad con la que opera el crimen organizado.

Puede que la fama de Soderbergh se convierta en su propio enemigo ante la recepción del público ante este filme. Entrarán de lleno buscando un “Ocean’s Eleven” y se chocarán de frente con una extraña mezcla entre “Erin Brockovich” y “Traffic”. La construcción narrativa de esta The Laundromat seguro que se le hará muy espesa a la mayoría de los espectadores. Soderbergh se enfila por un drama revestido de comedia con una fuerte crítica social a un sistema que destila pus por dondequiera que se le pinche.

LOS PAPELES DE PANAMÁ

Ellen Martin (Meryl Streep) acaba de perder a su esposo en un trágico accidente. Para hacer más intolerable su dolor los procesos de abogados y compañías aseguradoras se vuelven un infierno. La destrozada Ellen se embarca en una lucha de David contra Goliat para dar con alguien que se haga responsable del accidente que acabó con la vida de 20 personas además de la de su amado Joe (James Cromwell). La cacería de Ellen la lleva hasta Malchus Irvin Boncamper (Jeffry Wright), un contador de reputación dudosa apostado en una isla en las Antillas menores. Boncamper abrirá las puertas para que nuestra heroína llegue hasta la firma de abogados Mossak Fonseca, el epicentro de esta sacudida.

Con mucha precisión Soderbergh monta una historia de ficción para abordar uno de los hechos de pasado reciente que más han impactado a la economía mundial. La viuda de clase media, que se ve aplastada por hechos que sobrepasan por mucho su entendimiento, funciona como el elemento perfecto para ponernos en contexto. Esa Ellen Martin es, en efecto, el sujeto común que termina pagando los platos rotos. Es mucha la información que administra The Laundromat, el esquema para los fraudes tenía una complejidad técnica que podría confundir al propio Warren Buffet, pero el filme con su correcta puesta en escena nos hace entender a grandes rasgos como se movía el dinero. Los infames Papeles de Panamá salpicaron a media humanidad y Soderbergh nos da pequeñas lecciones de cómo funcionaba todo ese engranaje.

The Laundromat

Gary Oldman y Antonio Banderas (Google Images)

LAVANDERÍA MOSSACK FONSECA

La vitalidad de esta The Laundromat está en sus narradores. Jürgen Mossack (Gary Oldman) y Ramón Fonseca (Antonio Banderas) nos cuentan sus secretos, con sarcasmo y cinismo arman la historia de cómo la desventura de su firma de abogados terminó exponiendo a, presidentes, gobiernos y funcionarios privados de todas las latitudes. Scott Z. Buns (The Informant!) adapta el libro Secrecy World de Jake Bernstein, su guión nos segmenta una historia en capítulos siempre guiados por esos nada confiables relatores. La cuarta pared no existe, Mossack y Fonseca nos hablan directamente como buscando expiación o conmiseración.

Si Streep es la fuerza que mueve a The Laudromat, Oldman y Banderas son los motores auxiliares. El trío se muestra a la altura y sus actuaciones nos ayudan a conectar con el discurso del director. Pude que las historias resulten hilarantes a ratos, pero el desaliento asoma cada vez que recordamos que esto es más realidad que ficción. Se magnífica con esa manifiesto final y Ellen Martin despojándose de todo para dejarnos a una Meryl Streep pura, sin maquillaje, pidiendo a gritos ayuda.

8/10